Joven Costarricense comparte su historia
¡El hábito no hace al monje!
Soy Carolina Brenes Rivera, vivo en Cartago, Costa Rica y desde muy joven decía que la única manera de acercarme a una congregación era si esta no usaba hábito, y lo decía, porque siempre tenía una sensación extraña cada vez que se me acercaba una religiosa con su hábito.
Pero cuando Dios quiere buscarte usará cosas, personas, dolores, coincidencias, y sobre todo amor para que te acerques a Él. Y en mi caso, se valió de todos esos factores para mostrarme la vocación a la que me había llamado.
En la JMJ en Panamá, en medio de miles y miles de personas Dios llegó y tocó mi hombro y me dijo estas palabras: ¡Hola, nos podemos quedar contigo!. Dos jóvenes se habían acercado para quedarse con nosotros, se habían separado del grupo en el que iban y se unieron a la delegación donde estaba yo. Pero más allá de que ellas ya no estuvieran solas era yo la que nunca más me sentiría sola y sin rumbo. La amistad floreció de inmediato y seguimos juntas viviendo la jornada y el último día supe que eran religiosas. La Hermana Nancy y la Hermana Andrea ¡Vaya Sorpresa! Dios se había encargado de acercarme a una congregación que cumplía con la condición que yo había puesto.
Pasó un año y en septiembre del 2019 tuve la oportunidad de vivir un retiro con las hermanas de Sion, y seguido a ello opté por vivir un proceso de discernimiento vocacional. Llevó en mi corazón a todas las hermanas de Sion que he conocido durante este tiempo y oro por ellas con mucho amor ya que siento y veo a Dios en cada una de ellas. Una vez la Hermana Emilce me dijo: «Ve y prepárate porque Él te necesita.»
Hoy por hoy vivo todos los días preparándome porque sé que Él me necesita y disfruto como Dios trabaja en mi vida y en mi vocación. Soy una mujer soltera que actualmente siento el llamado a la vida Matrimonial, sin embargo; el carisma de Sion ahora es como un sello en mi corazón, y quiero llevarlo a todo aquel que necesite sentir el abrazo del Padre porque en Sion aprendí que debo mostrar el Dios que habita en mi corazón, que debo amar y hacer feliz a los demás.